jueves, 24 de junio de 2010

1ER CUENTO EROTICO





- Sólo hagámozlo - Dije cuando te encerraba con llave en mi cuarto.

Mientras te besaba apasionadamente, jugaban tus manos en mis nalgas, apretándolas fuertemente. Tu lengua rozó mi cuello y comenzaste a desnudarme desabrochando los botones de mi blusa, arrancabas con tu boca mis deseos y sentía que todo mi ser se derretía y me mojaba entre las piernas.

Chupaste mis pechos como si algo quisieras sacar de ellos, agarrándolos con tus labios, tirándolos. Entonces sentí el olor de tu sexo, mirando hacia abajo me fijé que tu pene estaba por fuera de tu ropa. Rozando mi cuerpo con el tuyo fui desnudándote lentamente. La paciencia se agotaba, al igual que mi respiración, la cual se iba poniendo cada vez más veloz. Te abracé tirándote sobre mí en la cama, ahora tendidos, calientes, tu cuerpo se unía al mío.

Bailando uno sobre otro ibas exitándome, mordiendo mi cuello, tirándome el pelo, gimiendo en mi oído. Tomé tu pene con mis manos y lo apreté despacio, moviendo los dedos, masturbándote y acercando tu sexo al mío hasta hacerlo entrar en mí.

Te sentía duro como piedra gozando junto a mí. Con firmeza te fuiste introduciendo cada vez más, más, más en mí, saliendo rápidamente, volviéndome loca; el sudor de ambos me sedaba, tu olor me extasiaba y el placer se hacía notar en mis intensos gemidos.

- Dime que soy tu puta.

- Eres la mejor puta que he conocido. Tu vagina es la más rica que probado.

Tus gemidos se unían ahora a los míos. Ambos casi sin respiración, acariciando nuestros cuerpos al ritmo del sexo.

- Déjame terminar dentro de tí.

- Acábame.

El mutuo orgasmo, primero el tuyo, te contraje más en mí para hacerte llegar al paraíso. En segundos me vi también ahí.

Nos abrazamos, dormimos.



No hay comentarios: